Lo conseguí, después de más de cuatro años haciendo vagos intentos, he conseguido finalizar mi tercera maratón. Me he quitado esa espina que tenía clavada, que si porqué la cabeza no chuta, que si me pongo y uff no tengo ganas, que si la excusa del trabajo y miles de excusas absurdas para no ponerme; pero esta vez sí que lo he conseguido, he sufrido muchísimo, pero lo he conseguido. Reconozco que he sufrido porque esta vez no he sido nada constante con mis entrenamientos (el tiempo lo dice todo, media hora más que en la maratón donostiarra), pero me da igual el tiempo que haya hecho. Ahora me siento realizado por conseguir el objetivo que tanto tiempo iba buscando. Desde que no hice la maratón de las Vías verdes de Tortosa, sino que hice la media maratón (finales de Octubre de 2016), por mi cabeza siempre ha rondado hacer la tercera maratón, y eso rondando por la cabeza prácticamente día sí, día también pues como que ralla un poco. Pero ahora no voy a ponerme a contar penas de una cosa ni de otra.
La verdad, es que esta vez la preparación ha sido muy escasa, de ahí a escribir tan poco, y ver que había días que me quedaba a medias, otros días estaba en plan perro "ya haré el entrenamiento mañana", "hoy hace mucho viento", "Con el temporal Gloria no voy a salir a correr"
, y así un sinfín de excusas. Y he de decir que el plan de entrenamiento lo comencé con ganas y bien lejos de casa, ya que estaba por tierras chilenas, aprovechando que hacía una temperatura agradable lo cogí con muchas ganas, pero esa misma primera semana ya se truncó la cosa, porque una noche no dormí demasiado bien y en lugar de salir a correr por la tarde lo dejé estar. Luego coincidió mi vuelta a España, donde sufrí el jet lag, y hasta que no se hizo el cambio de hora mi cuerpo no consiguió adaptarse al horario europeo. También he decir que creo que no he salido a correr ni un solo día a primera hora de la mañana, con lo que eso lleva a que muchas tardes, como llegaba petado de trabajar pues ni salía a correr. Y de los días de tiradas largas o de las series ni quiero hablar, porqué tiradas largas me quedé en los 19 km, hasta la tirada de los 32 km no volví a hacer una tirada larga (ese día me quedé clavado en los 24 km), luego reestructuré los kilometrajes porqué se acercaba peligrosamente la fecha, y el día que tenía que haber hecho 30 km, hice 27 corriendo y los otros 3 caminando; y el día que tenía que hacer 36 km, hice 18 y listos. Así luego pasa lo que pasa... y con las series pues más de lo mismo, creo que sólo he hecho unas series de 200 metros, dos series de 400 metros y una serie de 1500 metros.
En resumen, que con la poca preparación que he tenido ya me podía ir encomendando a todos los santos, buscar a los chamanes, hacer mil rituales, o doparme si quería conseguir hacer la maratón sevillana. Si hay algo que me ha ayudado bastante ha sido que la mentalidad siempre la he tenido ahí arriba y un gran punto lo tenía ganado, que si la cabeza no funciona como tiene que funcionar no hay manera de tirar para adelante.
Bueno, después de llorar durante no se cuantas líneas, voy a centrarme en lo que realmente toca, los momentos previos a la maratón y la misma maratón.
Pese a no prepararme la prueba al 100%, como ya he dicho antes, la mentalidad la tenía a tope. Y más aún cuando la última semana ya envían el mail con el número de dorsal, estudio un poco el recorrido y demás. Ahí ya comenzaron un poco a aflorar los nervios; claro, no las tenía todas porqué no sabí
a lo que pasaría a partir del Km 30. Ya que si no podía hacer todo corriendo, al menos hasta el km 30 tenía que llegar, pero a partir de ahí ¿? Visto lo visto, y que en los entrenamientos previos, que los había hecho a ritmo de unos 6 minutos el kilómetro, mi idea era (por raro que parezca en mi), engancharme a la liebre de las 4:30, para así poder llevar un ritmo constante de 6:20 el Km, y estaba convencidísimo que así lo conseguiría. Al menos un punto lo tenía ganado, que era el convencimiento y la mentalidad, que para las carreras de fondo es fundamental.
Y ya por fin llegó el momento de viajar a Sevilla, ya no había vuelta atrás, lo que tuviese que ser que fuese, y no quedaba otra que disfrutar y pasárselo bien, y también aprovechar para visitar una ciudad tan hermosa como Sevilla. Así que al llegar a la estación de Santa Justa fui a buscar el dorsal, para el hotel y a disfrutar de la ciudad, sin pensar ni un solo momento en el gran evento del día siguiente. Bueno algo sí que pensaba porque por las calles por las que discurría la maratón estaba la línea verde pintada en el suelo. En una tarde no se puede visitar mucho, pero al menos dar una vuelta por las estrechas calles del centro, ver la giralda, la Torre del Oro, parque de María Luisa y puente de Triana; y ya que no pude hacer el entrenamiento previo a la maratón para soltar piernas, al menos lo hice caminando para arriba y para abajo por las calles de Sevilla. He de decir que entre una cosa y otra me iba a la cama bien pasadas las 12 de la noche, y por raro que parezca dormí del tirón... pero para no dormir del tirón en una cama gigante del hotel. Así que a las 6 de la mañana no tenía ni ganas de levantarme, pero lo tenía que hacer, pegarme un buen desayuno maratoniano y a por todas.
Ya durante el calentamiento empecé con la mosca detrás de la oreja porque tenía leves molestias en la rodilla (desde que estuve trabajando años atrás con las botas de seguridad, esta rodilla siempre me ha dado problemas), pero bueno, estaba allí y había que darlo todo. Así que después de calentar, hacer unos estiramientos y demás me fui para mi cajón de salida (mejor dicho me fui para atrás del todo), esperando el ansioso pistoletazo de salida, y como no, se me saltaron las lágrimas de la emoción; 42,195 Km estaban por delante de mi para poder hacer mi tercera maratón. He de decir que para la cantidad de inscritos (entre 13500 y 14000) sólo tardé seis minutos en pasar por el arco de salida, y lo mejor de todo que antes de pasar por dicho arco ya estaba corriendo; vamos de las mejores salidas que he tenido en todo el tiempo que llevo haciendo cursas, comparado con la maratón de Barcelona que tardé 15 minutos en pasar por el arco de salida.
Enseguida pude engancharme a la liebre de las cuatro horas y media, que había salido bastante más adelantada que yo, y pude ir comenzando a tomar sensaciones, me encontraba bien y creía que llevaba un buen ritmo, aunque el endomondo me iba chivatando que el ritmo del km era más rápido de lo que tenía que hacer la liebre, claro luego me enteré que iban buscando las cuatro horas y media de tiempo real, no tiempo oficial, y eso pues me descuadró un poco, pero como iba cómodo tiraba bien. Pero claro, dicha liebre no llevaba un ritmo constante, sino que a veces tiraba más fuerte, otras aflojaba y así durante los 15 primeros kilómetros, que ya me cansé y empecé a ir a mi propio ritmo (ya sabéis que siempre he dicho que no me gustan las liebres), y yo iba algo por delante de la liebre, y me encontraba bien y a gusto, con decir que eso, los primeros 15 Km se me pasaron sin darme cuenta, eso era buena señal. Al paso de la media maratón me notaba un poquillo cansado pero iba bien, pasé aproximadamente a 2:10, aún habría suerte y manteniendo el ritmo acabaría la maratón en 4:20. Nada más lejos de la realidad, ya que a partir del Km 25 empecé a notar la falta de entrenamientos y de preparación, las piernas se me cargaron, me dolía la rodilla y fui poco a poco bajando el ritmo.
A medida que me iba acercando al "muro" de los 30 Km iba bastante tocado, sufriendo y haciendo un esfuerzo kilómetro tras kilómetro. Me estaban esperando en el Km 30 para animarme y no podía defraudar, tenía que pasar por allí corriendo; aunque por la cabeza se me pasó la idea de abandonar en ese punto kilométrico que coincidía donde tenía el hotel. Pero me harté de fuerzas, estaba allí para acabar, sólo eran 12 km más y listo, y no me había pegado ese viaje para abandonar, sino para acabar. Además un kilómetro más adelante estaba el campo del Betis y tenía que pasar por al lado del campo, y a la vuelta por la calle de abajo me estarían esperando. Con lo que sufriendo con las piernas, con los dedos de los pies y con la fatiga, seguí, bajé el ritmo pero seguí; estaba cerca la plaza España y quería pasar por allí corriendo.
Pasé plaza España corriendo o yendo al trote cochinero, pero yo seguía tirando con mas moral que los del Alcoyano, llevaba 9 kilómetros sufriendo bastante y sólo me quedaban 8 Km al paso por el Km 34. Ahí ya iba tirando de corazón y alma, medio arrastrándome, y llegué al Km 35 donde estaba el avituallamiento. Allí ya no pude más y decidí ponerme a caminar, a paso bien ligero, pero caminando, al menos para no perder mucho tiempo (más o menos a unos 8:30 el kilómetro). Pensé al poco rato ponerme a correr, pero veía a varios de mi alrededor que hacían lo mismo y enseguida paraban por el desgaste físico y la carga de las piernas; con lo que seguí caminando hasta el Km 39 donde ya estaba por las calles del centro, y la gente te lleva en volandas. Otra cosa no, pero el público de una maratón es muy agradecido, saben el esfuerzo que uno está haciendo, ven tu nombre en el dorsal y te empiezan a animar. Así que en el Km 39 retomé de nuevo la carrera, las primeras zancadas costaron, pero luego fui cogiendo el ritmo y ya sólo faltaba hacer un último esfuerzo, sólo eran 3 kilómetros y ya no iba a parar hasta el final, ahora ya tocaba darlo todo. Y este último esfuerzo valió la pena. Los últimos 500 metros fueron brutales, ver la Avenida María Luisa (una avenida de cinco carriles de ancho) reducida a un carril por la gente que hay animando, es algo espectacular, que motiva y pone las pilas a full para encarar ya la recta de los últimos 200 metros, viendo el arco de meta al fondo, ya es inevitable levantar los brazos de emoción, de rabia, de esfuerzo, el pensar que ha valido la pena no abandonar, sólo por hacer esos metros finales, ver que me están animando al lado de la meta y cruzar ese arco con los brazos en alto y con los ojos llenos de lágrimas.
Al final, después de cuatro horas, cuarenta y tres minutos y treinta y dos segundos crucé el arco de la meta, consiguiendo así quitarme esa espinita que tenía clavada desde hace unos años. No hay dos sin tres y aquí está el claro ejemplo. He sufrido muchísimo, no he tenido la preparación que me hubiese gustado tener; pero lo importante es que lo he conseguido y eso ya nadie me lo va a quitar.
Y con esto se cierra otro capítulo de mis experiencias como runner. Creo que esta sí que ha sido mi última maratón. Realmente no estoy para tanto esfuerzo en los entrenamientos, ni para tanta dedicación. Hace cinco años era capaz de levantarme a las 5 o las 6 lloviendo para salir a correr, ahora ni eso; es por eso que los 42,195 Km aquí se quedan... aunque no quiere decir que no siga corriendo medias maratones, ya que sigo diciendo que esa distancia me encanta y alguna haré en un futuro no muy lejano.
Saludos y a dejarse llevar por las piernas.
La verdad, es que esta vez la preparación ha sido muy escasa, de ahí a escribir tan poco, y ver que había días que me quedaba a medias, otros días estaba en plan perro "ya haré el entrenamiento mañana", "hoy hace mucho viento", "Con el temporal Gloria no voy a salir a correr"
, y así un sinfín de excusas. Y he de decir que el plan de entrenamiento lo comencé con ganas y bien lejos de casa, ya que estaba por tierras chilenas, aprovechando que hacía una temperatura agradable lo cogí con muchas ganas, pero esa misma primera semana ya se truncó la cosa, porque una noche no dormí demasiado bien y en lugar de salir a correr por la tarde lo dejé estar. Luego coincidió mi vuelta a España, donde sufrí el jet lag, y hasta que no se hizo el cambio de hora mi cuerpo no consiguió adaptarse al horario europeo. También he decir que creo que no he salido a correr ni un solo día a primera hora de la mañana, con lo que eso lleva a que muchas tardes, como llegaba petado de trabajar pues ni salía a correr. Y de los días de tiradas largas o de las series ni quiero hablar, porqué tiradas largas me quedé en los 19 km, hasta la tirada de los 32 km no volví a hacer una tirada larga (ese día me quedé clavado en los 24 km), luego reestructuré los kilometrajes porqué se acercaba peligrosamente la fecha, y el día que tenía que haber hecho 30 km, hice 27 corriendo y los otros 3 caminando; y el día que tenía que hacer 36 km, hice 18 y listos. Así luego pasa lo que pasa... y con las series pues más de lo mismo, creo que sólo he hecho unas series de 200 metros, dos series de 400 metros y una serie de 1500 metros.
En resumen, que con la poca preparación que he tenido ya me podía ir encomendando a todos los santos, buscar a los chamanes, hacer mil rituales, o doparme si quería conseguir hacer la maratón sevillana. Si hay algo que me ha ayudado bastante ha sido que la mentalidad siempre la he tenido ahí arriba y un gran punto lo tenía ganado, que si la cabeza no funciona como tiene que funcionar no hay manera de tirar para adelante.
Bueno, después de llorar durante no se cuantas líneas, voy a centrarme en lo que realmente toca, los momentos previos a la maratón y la misma maratón.

a lo que pasaría a partir del Km 30. Ya que si no podía hacer todo corriendo, al menos hasta el km 30 tenía que llegar, pero a partir de ahí ¿? Visto lo visto, y que en los entrenamientos previos, que los había hecho a ritmo de unos 6 minutos el kilómetro, mi idea era (por raro que parezca en mi), engancharme a la liebre de las 4:30, para así poder llevar un ritmo constante de 6:20 el Km, y estaba convencidísimo que así lo conseguiría. Al menos un punto lo tenía ganado, que era el convencimiento y la mentalidad, que para las carreras de fondo es fundamental.

Ya durante el calentamiento empecé con la mosca detrás de la oreja porque tenía leves molestias en la rodilla (desde que estuve trabajando años atrás con las botas de seguridad, esta rodilla siempre me ha dado problemas), pero bueno, estaba allí y había que darlo todo. Así que después de calentar, hacer unos estiramientos y demás me fui para mi cajón de salida (mejor dicho me fui para atrás del todo), esperando el ansioso pistoletazo de salida, y como no, se me saltaron las lágrimas de la emoción; 42,195 Km estaban por delante de mi para poder hacer mi tercera maratón. He de decir que para la cantidad de inscritos (entre 13500 y 14000) sólo tardé seis minutos en pasar por el arco de salida, y lo mejor de todo que antes de pasar por dicho arco ya estaba corriendo; vamos de las mejores salidas que he tenido en todo el tiempo que llevo haciendo cursas, comparado con la maratón de Barcelona que tardé 15 minutos en pasar por el arco de salida.

A medida que me iba acercando al "muro" de los 30 Km iba bastante tocado, sufriendo y haciendo un esfuerzo kilómetro tras kilómetro. Me estaban esperando en el Km 30 para animarme y no podía defraudar, tenía que pasar por allí corriendo; aunque por la cabeza se me pasó la idea de abandonar en ese punto kilométrico que coincidía donde tenía el hotel. Pero me harté de fuerzas, estaba allí para acabar, sólo eran 12 km más y listo, y no me había pegado ese viaje para abandonar, sino para acabar. Además un kilómetro más adelante estaba el campo del Betis y tenía que pasar por al lado del campo, y a la vuelta por la calle de abajo me estarían esperando. Con lo que sufriendo con las piernas, con los dedos de los pies y con la fatiga, seguí, bajé el ritmo pero seguí; estaba cerca la plaza España y quería pasar por allí corriendo.

Al final, después de cuatro horas, cuarenta y tres minutos y treinta y dos segundos crucé el arco de la meta, consiguiendo así quitarme esa espinita que tenía clavada desde hace unos años. No hay dos sin tres y aquí está el claro ejemplo. He sufrido muchísimo, no he tenido la preparación que me hubiese gustado tener; pero lo importante es que lo he conseguido y eso ya nadie me lo va a quitar.
Y con esto se cierra otro capítulo de mis experiencias como runner. Creo que esta sí que ha sido mi última maratón. Realmente no estoy para tanto esfuerzo en los entrenamientos, ni para tanta dedicación. Hace cinco años era capaz de levantarme a las 5 o las 6 lloviendo para salir a correr, ahora ni eso; es por eso que los 42,195 Km aquí se quedan... aunque no quiere decir que no siga corriendo medias maratones, ya que sigo diciendo que esa distancia me encanta y alguna haré en un futuro no muy lejano.
Saludos y a dejarse llevar por las piernas.
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