miércoles, 27 de julio de 2016

Semana 6. Correr por necesidad

Se puede salir a correr por gusto, para entrenarse, para ponerse en forma o para perder unos cuantos kilos. Estos días realmente yo no estoy corriendo por ninguno de estos motivos, bueno sí, en el fondo me estoy preparando para correr los famosos 42,197 kilómetros, vamos una maratón. Pero realmente, estos últimos días estoy corriendo por pura necesidad, para desestresarme, o más bien para quitarme el estado de ansiedad que llevo encima desde prácticamente que empecé con la preparación de esta maratón. Saliendo a correr consigo estar mucho más relajado, me evado durante ese momento de todo, me introduzco en mi mundo y sólo estoy por y para mi entrenamiento, o pensando mis cosas que no tienen que ver con la realidad. Aunque supongo que a partir del lunes la cosa va a cambiar porque comienzan mis vacaciones indefinidas y ya no tendré que pararme a pensar en esa gente que no ha tenido empatía, y que ni han sido capaces después de comunicarme que me iba a la empresa más grande de España, de preocuparse por mi, después de estar 10 años dando el callo como nadie.


Bueno, voy a centrarme en lo mío, que esto es un blog de running y no de temas laborales. Como iba diciendo, a partir de Agosto al tener vacaciones indefinidas me quitaré ya de toda presión, y lo que es mejor, podré dedicarme totalmente en mi entrenamiento, sin preocuparme si he de madrugar más o menos, porque mi única obligación será la maratón; así que no hay mal que por bien no venga; y después de la maratón ya será otra cosa, pero mientras tanto voy a dedicarme a lo que me gusta y a lo que me hace sentir bien, desconectado de todo lo que me rodea y centrándome en mi mismo.

Después de esta charla filosofal que he pegado, voy a ponerme a explicar como me ha ido esta sexta semana de entrenamiento, que a lo tonto a lo tonto ya me quedan menos de 100 días de entrenamiento. No sé, pero esto de escribir una vez a la semana se lleva mucho mejor que escribir todos los días, y sé que mucha gente también lo agradecerá, porque se hace más ameno y no tan repetitivo explicando siempre que si tengo mucho sueño, que si hace mucha calor, que si esto o lo otro.

La semana empezaba bien en lo que a temperatura se refiere, a ver hacía bochorno, pero no tanto como en otras ocasiones que casi ni se puede salir a correr porque el bochorno que hace es insoportable; esta semana ha sido más tranquilita en cuanto a temperatura y bochorno se refiere. Lo que no empezaba tan bien fue el entrenamiento en sí. Ya lo digo una y otra vez, eso de las series no me gusta nada, además de que son un esfuerzo (porque muchas veces acabo bastante más cansado que en un entrenamiento normal) hay que saber dosificarse bien y saber marcarse el ritmo. Porque claro, si se va muy suave no sirve de nada hacer una serie, y si se aprieta demasiado, a lo mejor ni se puede acabar. Con lo que hay que saber plantearse muy bien las series; las cortas aún, pero las largas hay que montárselo bien. En este caso, fueron de 400 metros, que no son largas, pero tampoco se puede ir a tope, porque sino a la mitad de la segunda serie uno ya no da más. De ahí que odie tanto hacer series, porque no puedo ir a mi ritmo, acabando sobrado. Así que, queridos lectores, ya os podéis imaginar como acabé las series, pues con pocas ganas que luego me mareasen mucho.

El resto de semana fue bastante más tranquila; ahora ya empiezo a intercalar semanas de tiradas largas con semanas de tiradas cortas; claro, la anterior semana al hacer 19 kilómetros, esta última semana ha sido mucho más light. Aunque entre semana, ya no son días cortos, sino que los entrenamientos van rondando los 10 kilómetros. Vamos que al final entre una cosa y otra más o menos se acaba corriendo la misma distancia al final de la semana haciendo un sábado de tirada larga o un sábado de tirada corta.

Esta semana también he de decir que el miércoles no salí a correr, y esta vez no lo cambié por el jueves; en este caso el cansancio se apoderó de mi. El martes trasnoché un poco y me iba bastante tarde a la cama, y el miércoles cuando me desperté, ya era demasiado tarde para salir a correr, porque sino no llegaría al trabajo. Así que en un principio decidí salir a correr por la tarde; pero cuando llegué a casa a las 9 de la noche ya no había quien me hiciese salir a correr; y el jueves, pues que voy a contar, que se estaba demasiado bien en la cama y no había quien me despertase. Si está visto que como duerma poco, luego eso se va arrastrando toda la semana; y lo que no iba a hacer era salir el jueves por la tarde/noche cuando el viernes tenía pensado ir corriendo al trabajo (como así hice), mi último entrenamiento al trabajo corriendo, que tuve que variar un poco la ruta, ya que como tenía que correr 8 kilómetros di un poco más de vuelta.

El sábado, aunque tuviese que correr solamente 8 kilómetros no me lo pensé dos veces y me fui hacia la carretera de les Aigües, donde veo que cada vez me gusta más ir para allí, porque la temperatura y el clima son totalmente distintos al clima que hace en Hospitalet, y eso que está muy cerca, pero supongo que el cambio de altitud hace mucho. Eso sí, el entrenamiento del sábado se me pasó volando, cuando menos cuenta me di, ya había dado media vuelta para volverme hacia el coche, cambiarme y bajar para casa. Que esta vez volví a irme por el lado de la avenida Tibidabo y está visto que por allí van muchos Robocops fosforitos, que tampoco hace falta transformarse tanto para salir a correr, aunque eso lo debatiré en alguna otra entrada. Por esta semana ya basta.


Saludos y a dejarse llevar por las piernas.

lunes, 18 de julio de 2016

Semana 5. Como cuesta levantarse pronto

A lo tonto, a lo tonto ya llevo un cuarto de entrenamiento y prácticamente sin darme cuenta. Vale, las dos primeras semanas son algo durillas para ir cogiendo la forma, y el resto es ir tirando porque tampoco hay que hacer grandes distancias. La cosa ya se empezará a complicar a partir de tener que ir corriendo más de dos horas, que es cuando parece que uno va bien y va a responder, y de repente le empiezan a fallar las fuerzas a uno. Pero bueno para eso estoy haciendo este entrenamiento de 20 semanas, para coger fuerzas, fondo y poder hacer la maratón con garantías de acabarla, y acabarla bien. Yo como he dicho muchas veces no voy ni a competir ni a forzarme, yo voy a disfrutarla y a superar un reto, ya que cruzar la meta después de 42 kilómetros y estar corriendo más de cuatro horas es una pasada. Hay que pensar que soy un simple aficionado y hasta donde llegue he llegado y no forzar. Eso es un peligro. Por eso en las noticias cada vez salen más noticias de gente que se muere corriendo una maratón; pero ahora yo me pregunto, ¿cuánto se habría sobreesforzado esa gente? o ¿cuánto tiempo de preparación habrían tenido? Me viene a la cabeza otra maratón de las vías verdes, en este caso la de Castellón, donde dos personas supuestamente preparadas murieron. La gente tiene que ver donde están sus límites, si ves que no estás bien, no fuerces. La vida es mucho más importante que una simple carrera. O sino que se preparen bien la gente, que controlen sus pulsaciones, y al mínimo síntoma de malestar parar. Eso lo tengo yo más que clarísimo; si tengo que abandonar, abandonaré y no pasará nada. Y el otro fallecido, por lo que dijeron en las noticias llevaba no se cuantas maratones corridas en un año. A ver, ¿es que un corredor amateur o semiprofesional no se da cuenta que no es bueno hacer tantas maratones en un año y que requieren mucha dedicación y esfuerzo? Entonces digo yo, eso que fue, ¿mala suerte o imprudencia? Yo opto más bien por imprudencia; a ver que cuando se está corriendo y se tiene que abandonar fastidia mucho, pero el cementerio está lleno de valientes y eso no va conmigo.

Bueno, después de dar esta charla voy a centrarme en mi quinta semana de entrenamiento, que la he podido hacer al completo y muy satisfecho dándome cuenta que mi cuerpo va cogiendo la forma como es debido; y lo que dije la semana pasada, que la cabeza juega muchísimo. Es difícil de explicar, pero entre semana voy con la cabeza puesta en hacer la distancia que me toca y punto; no sé si ire más rápido o no, porqué como voy sin cronómetro pues no lo puedo saber. Pero que un martes me toca correr 7 kilómetros, los hago y para de contar que no voy a hacer más. En cambio llega el sábado, tocan correr 19 kilómetros, y los hago a las mil maravillas. Por eso digo que la mente hace correr a uno lo que le dice el plan de entrenamiento... ahora que no me hagan correr todos los días 20 kilómetros, porque entonces va a ser que me da algo jejeje.

Esta semana de entrenamiento se ha visto marcada principalmente por el sueño. No sé si es el calor, o soy yo ya por naturaleza, que me cuesta muchísimo salir de la cama, porqué quiero levantarme y despertarme, pero no hay manera, los ojos se me cierran y no hay manera de salir de la cama. En invierno no pasaba nada malo, hasta tenía el lado bueno, ya que se había hecho de día. Pero ahora en verano, cuanto más tarde en salir a correr, más calienta el sol y peor es el bochorno. Puedo salir a correr también por las tardes, sería otra opción, y así dormir tranquilamente más rato, pero está el inconveniente que hasta las 9 de la noche es prácticamente imposible salir a correr, y luego entre una cosa y otra me darían las tantas para cenar y luego irme a dormir. Así que prefiero pegarme los madrugones, salir a correr temprano y ya quitármelo de encima. Cuando sea invierno y no tenga que entrenarme para nada, vamos que sólo salga a correr por gusto, ya lo haré por la tarde/noche. Aunque esta semana he tenido la suerte que las temperaturas se han suavizado bastante y he podido correr la mar de bien. Con lo que no hay mal que por bien no venga.

A parte de lo que me costaba salir de la cama, la semana la comenzaba con las temidas series, que serán de poca distancia pero lo que llegan a cansar. Con la tontería que son sólo 200 metros y cinco series pues uno va prácticamente a tope, y a media serie ya me iba agotando; pues ala, descansar un ratillo y a hacer otras cuatro series más apretando, para así ir cogiendo buena resistencia y fondo. Lo que digo una y otra vez, no me gustan las series pero son muy útiles. Del resto de semana tampoco puedo decir gran cosa. Sigo rindiendo en los entrenamientos, agradeciendo la bajada de las temperaturas, porque como el lunes por la noche llovió, el martes fue un entrenamiento genial (aunque ya podía haber llovido mientras estaba haciendo el entrenamiento). El viernes quería haber ido al trabajo corriendo, como he hecho otras semanas, pero el jueves cambié de opinión y preferí salir a entrenar por Hospitalet y desayunar tranquilamente en casa.

Como no, yo ya estaba ansioso de que llegase el sábado, tocaba correr 19 kilómetros, y evidentemente me iba a ir a la carretera de les Aigües, ya que esta vez la tenía que hacer entera de ida y vuelta más un kilómetro extra, que lo decidí hacer al principio. Al llegar a los primeros 500 metros di la vuelta hacia el inicio y vuelta a empezar. Nueve kilómetros de ida y otros nueve de vuelta disfrutando de los paisajes, del aire fresco, de una temperatura muy agradable y cruzándome con bastante gente. Mi idea era empezar a correr a las 7 de la mañana, pero evidentemente eso fue imposible; me ponía a correr entre las 7:40-7:45; y aún así ya había movimiento de gente. Por suerte el coche lo pude aparcar perfectamente (esta vez decidí salir del lado de Sant Just, que hay mucho más aparcamiento), porque cuando llegué al otro extremo prácticamente ya ni se podía aparcar y allí sí que había gente; vamos que durante los primeros kilómetros de vuelta tenía referencia de gente. Aunque también he de decir que a la vuelta me vino un poco de bajón, como de uff lo que me queda, pero por suerte fueron solamente unos 500 metros, luego ya me recuperé y a seguir tirando hacia Sant Just. También he de decir que hubo un momento en el que me acojoné algo cuando empecé a notar molestias en mi gemelo izquierdo temiendo una rotura de fibras o algo que me impidiese seguir o lo que es peor que me tuviese dos o tres semanas retirado. Por suerte fue solo una pequeña sobrecarga, ya que el domingo estaba como nuevo.

Eso sí, la satisfacción que le entra a uno cuando acaba un entrenamiento de los que ya se pueden empezar a considerar largos. Por eso ni me preocupé en no hacer el entrenamiento de la semana pasada (16 Km.), porque el sábado rendí de maravilla, no se me hizo pesado, y a parte de la leve molestia muscular (he de decir que gracias a mi mujer que me hizo unos masajes en los gemelos no tengo molestias), todo fue sensacional, disfrutando del paisaje y viendo a otros runners completar sus pequeños retos. Así que al final, después de refrescarme un poco en una de las fuentes y hacer mis estiramientos, que mejor que sentarse a descansar unos minutos, y que mejor sitio que el maletero de mi coche; cualquier sitio es bueno, jeje.


Saludos y a dejarse llevar por las piernas.

jueves, 14 de julio de 2016

Semana 4. El sábado no hubo entrenamiento

Hay muchos motivos por los que un día no se salga a hacer un entrenamiento, bien porque se haya cenado demasiado y aún se esté empachado; bien porque no hay muchas ganas de salir a correr; uno se puede quedar a medio entrenamiento, o nada más comenzar ver que no se va a aguantar. Pero hasta ahora no me había pasado lo que me pasó el sábado pasado a la hora de ponerme a correr. He de decir que se juntaron varios factores. Primero, que el viernes me fui a la cama bastante tarde; claro, eso no es excusa, ya que cuando me despertase me pondría a correr. Pero claro al despertarme a las 8 de la mañana hacía un calor y un bochorno tremendo... y claro entre una cosa y otra pasé de salir a correr los 16 kilómetros que me tocaban; aunque tampoco me alarmé porque como esto ya no me coge de nuevo, y por un día que me salte al principio tampoco va a pasar nada. Eso sí, no me puedo ir columpiando todos los sábados porque sino no sé cómo podré coger el fondo necesario.

De esta cuarta semana de entrenamiento tampoco es que tenga mucha cosa que contar, a parte del bochorno que hace ya de buena mañana. Es salir a correr a partir de las 8 de la mañana y ya se nota que el sol calienta de lo lindo; pero no es por el calor en sí, sino que más bien es por ese bochorno insoportable, que a los cinco minutos de estar corriendo ya tengo la camiseta empapada; y cuando acabo de correr y me la quito pesa bastante de lo empapada que la dejo. También será cuestión de salir a correr con la mochilita-cantimplora y llenármela de bebida isotónica.

La semana empezaba con los temidos cambios de ritmo, con lo que a mi me gustan. Me encanta eso de ir a un ritmo, acelerar y luego volver a coger el ritmo, no cansa para nada y se hace a las mil maravillas. Evidentemente estoy hablando en un tono hirónico. Ya he dicho por activa y por pasiva que odio hacer series y los cambios de ritmo, que yo soy un Carlos Sastre del running, voy a mi ritmo y cuando llegue pues llegue. El único motivo por el que hago las series y los cambios de ritmo es porque así me lo dice el plan de entrenamiento; y luego para ir cogiendo fondo va muy bien. Pero si tuviese que hacerlo por gusto ya me han visto a mi. Es más, cuando entreno por libre (vamos cuando no tengo nada importante a la vista) ni de coña me voy a poner a hacer cambios de ritmo o series.

A lo que iba, el pasado lunes comencé con los cambios de ritmo; y como me desperté tarde y perreé bastante en la cama, hasta las nueve de la mañana no salí a correr. Evidentemente el bochornazo que hacía era pequeño, pero aún así rendí y pude hacer mis 7 kilómetros con sus respectivos cambios de ritmo; me costó un poco acabar, pero lo conseguí. Eso sí, mientras estaba haciendo los estiramientos de recuperación seguía sudando la gota gorda y notaba que pesaba como diez kilos más de lo que había empapado la ropa, siendo la camiseta técnica, que si llega a ser una camiseta de las normales ni quiero contar lo que podría llegar a pesar.

El resto de semana transcurrió como van transcurriendo las semanas normalmente, que lo más curioso es como trabaja la mente dependiendo de la distancia que tenga que recorrer. Si por una de esas he de correr 5 kilómetros, cuando los hago, que nadie me pida más porque no hay manera de seguir. En cambio, cuando tengo que hacer las tiradas largas, el chip me cambia totalmente y resisto la tirada entera; de ahí a que no me preocupe por no haber salido a correr el sábado. Primero porque aún es poca distancia, y segundo porque por un sábado que me salte no va a pasar nada. En la primera preparación creo que fueron los 29 kilómetros los que no hice; y en la preparación para la maratón donostiarra, hubo alguna que otra tirada que me quedé a medias y aún así conseguí acabar la maratón y bajando marca. Pues por eso voy la mar de tranquilo.

He de decir que esta preparación me la estoy tomando con otra mentalidad. Sí, me voy levantando por las mañanas, hago mi entrenamiento y listo. Por eso, suerte que ahora sólo me ha dado por escribir una vez por semana, porque sino ni sabría que escribir. También tiene mucho que ver la situación personal por la que estoy pasando (que no viene a cuento contarlo). Pero a lo que voy diciendo siempre, que la mentalidad juega muchísimo en la preparación de una maratón.

En fin, la semana que viene seguiré comentando mis aventuras.


Saludos y a dejarse llevar por las piernas.

lunes, 4 de julio de 2016

Semana 3. Volvemos a la carretera de les Aigües

Ya ha finalizado la tercera semana de entrenamiento y poco a poco el cuerpo va cogiendo la forma necesaria; sólo que hay un pequeño pero, y es el que me lleva por la calle de la amargura, cosa que por ejemplo en Andalucía o Extremadura (como estuve por allí el año pasado) no ocurre, y no es ni más ni menos que el maldito bochorno, sí, eso de salir a correr y a los diez minutos ir ya con la camiseta empapada en sudor. Como vengo diciendo en estas pasadas entradas, todo lo que sean adversidades a la hora de la verdad (el día de la maratón en concreto) puede ser un punto a mi favor; ya que siendo la maratón a finales de octubre, la temperatura que hará será la perfecta; ni excesivo frío, ni calor. Con lo que el bochorno se irá a paseo. Eso querrá decir que si voy cogiendo la forma durante los meses de intenso calor en Barcelona, y consigo hacer tiradas largas aguantando el bochornazo puedo tener bastantes puntos ganados a mi favor para poder hacer una buena marca. Porqué siendo mi tercera maratón, sé que mientras no haya ninguna lesión y siga el plan de entrenamiento la conseguiré acabar. Ya no soy un novato y esto no me pilla por novedad, además que son muchas horas de entrenamiento, y muchas horas para pensar, plantearme la situación y saberme dosificar. Con la mente bien puesta, yo aseguro que unas tres cuartas partes del trabajo está bien hecho. Lo he dicho muchas veces, y no me cansaré de repetirlo, una maratón es más cabeza que físico; el físico y tanto que cuenta, que nadie pretenda correr los 42 kilómetros sin haberse preparado bien porque no lo consigue. Pero la mente hay que tenerla muy bien amueblada.

He de decir que durante estas primeras semanas de entrenamiento me está costando bastante centrar la mente en lo que lo tengo que centrar. No consigo dejar de lado mis cosas personales y ponerme al 100% en los entrenamientos. Se juntan muchas cosas y uno no consigue comprender porqué no puede rendir a tope. No sé si es la situación que estoy viviendo que me retiene un poco, el bochorno, o la monotonía de algunos entrenamientos lo que no me deja tirar para alante como a mi me gustaría; aunque también he de decir que el sábado, que me tocó correr 13 kilómetros, los hice bastante bien, llevando un ritmo incluso más rápido del que me pensaba. Con esto también me he de empezar a ir con cuidado. Ya van viniendo las tiradas largas y he de empezar a controlar bien el ritmo de entrenamiento para no acabar demasiado fatigado; o quedarme a pocos kilómetros de la finalización del entrenamiento (como me pasó un par de veces durante la preparación de la maratón donostiarra). Así que la dosificación y la mente son dos elementos fundamentales para los entrenamientos. Porque una cosa es correr una cursa de 10 kilómetros, donde ahí es ir medio fuerte desde el principio, ya que es una carrera "corta", y por eso yo quiero dejarlas (las cursas de 10 kilómetros) un poco de lado, porque las veo como muy exigentes. Hombre, una maratón es mucho más exigente, evidentemente, pero no fatiga tanto, ni hay que exigir mucho al cuerpo. Esto el que se esté adentrando en el mundo de la media maratón y más fondo lo comprenderá.

Bueno, voy a hablar de mi tercera semana de entrenamiento, que me pongo a escribir de otras cosas y
no estoy por lo que tengo que estar, que es mi entrenamiento. Claro al escribir, ahora, sólo una vez por semana, pues la cosa cambia. Pero a lo que iba. La semana no es que empezase demasiado bien para mi. El lunes, y recién llegado del pueblo me tocaba hacer mis queridos cambios de ritmo; y no sé si entre una cosa y la otra mi cuerpo no quería rendir, con lo que cuando comencé a correr ya noté que iba a costarme mucho poder acabar el entrenamiento. Y así fue, no me notaba nada finas las piernas, como que no me respondían, y me di cuenta finalmente de eso a la que pegué el cambio de ritmo; mis piernas no querían correr y yo me notaba bastante fatigado. Con lo que decidí abandonar el entrenamiento y no forzarme; por un entrenamiento que no hiciese tampoco iba a pasar nada del otro mundo. Eso sí esto no lo puedo ir haciendo todos los días y cogiéndolo como un mal vicio. Porque ya se sabe lo que ocurre cuando se empieza a dejar de lado algo, que al final se deja definitivamente; sino cuantos se apuntan al gimnasio y empiezan "uff, hoy estoy cansado, ya iré mañana" y al día siguiente lo mismo, hasta que al final se está pagando para nada.

Pero la semana rara no se acaba aquí, ya que el martes, por ciertos improvistos (que no tiene nada que ver con el entrenamiento), no pude salir a correr por la mañana, así que me tocó pasar a la tarde/noche el entrenamiento; suerte que no fue un día muy sofocante y se pudo hacer el entrenamiento con toda la normalidad del mundo; además me ingenié un circuito bastante majo que hizo que no se me hiciese para nada pesado el entrenamiento, porque no sé que me pasa, que cuando tengo que dar vueltas por un sitio, enseguida me agobio. El miércoles otro día de esos raros, ya tenía pensado en mente que no iba a correr por la mañana, habiendo corrido la tarde/noche anterior; así que tenía pensado volverlo a hacer a última hora del día cuando el sol empezase a bajar; pero desgraciadamente el miércoles tuve un día muy movidito, vamos que no paré para nada, y cuando se iba acercando la hora del entrenamiento ni me molesté en cambiarme de ropa porque me sentía muy cansado; así que el descanso del jueves lo pasé al miércoles, y el jueves sí que salí a entrenar por la mañana, el viernes también; y el viernes como me desperté demasiado pronto, antes de ir corriendo al trabajo, preferí salir a correr a eso de las 6:30 y entrenar cerca de casa, para así poder ducharme y desayunar tranquilamente.

Esta vez sí que estaba esperando el sábado como agua de mayo, ya que, aunque fuese a correr solo, me iba a la carretera de les Aigües, ese sitio ideal para salir a correr, porque está en plena naturaleza, es un recorrido prácticamente llano, y además cada 500 metros hay un punto kilométrico para saber en todo momento la distancia recorrida. Este camino no es circular, sino que es lineal; con lo que se puede acceder por Sant Just Desvern (por donde suelo ir siempre), o por el final de la avenida Tibidabo, que es por donde he ido esta vez. Quería cambiar el recorrido, para hacerlo más entretenido, y también para evitar subir la rampa del primer kilómetro... y que leches, que tenía ganas de empezar por el lado contrario. Siempre voy por el mismo sitio y el sabado quise variar; aunque esa carretera me la conozco al dedillo de las veces que he salido a correr por allí. No sé, para mi aquel camino tiene algo especial, el respirar aire puro, el poder ver la ciudad de Barcelona y su periferia a mis pies, el ver a otra gente que con el mismo entusiasmo ha salido a entrenar, que cada vez que voy a la carretera de les Aigües no acabo excesivamente cansado porqué disfruto al máximo. Y luego cuando acabo, como suelo dejarme el último kilómetro para hacerlo caminando disfruto de las vistas, y puedo pararme a hacer alguna foto y poderla poner en este blog. Con esto creo que sin explicar como me fue el entrenamiento del sabado, uno se puede hacer a la idea de la dinámica del entrenamiento. Eso sí, como se nota que por el lado que fui esta vez es zona de pasta, demasiado Robocop fosforito y algún que otro coche de muchos billetes.

La cuarta semana, creo que de momento ha empezado bien, mejor de lo que me esperaba. Aunque no voy a avanzar nada, y así lo cuento más tranquilamente en la entrada de la semana que viene.


Saludos y a dejarse llevar por las piernas.