lunes, 18 de julio de 2016

Semana 5. Como cuesta levantarse pronto

A lo tonto, a lo tonto ya llevo un cuarto de entrenamiento y prácticamente sin darme cuenta. Vale, las dos primeras semanas son algo durillas para ir cogiendo la forma, y el resto es ir tirando porque tampoco hay que hacer grandes distancias. La cosa ya se empezará a complicar a partir de tener que ir corriendo más de dos horas, que es cuando parece que uno va bien y va a responder, y de repente le empiezan a fallar las fuerzas a uno. Pero bueno para eso estoy haciendo este entrenamiento de 20 semanas, para coger fuerzas, fondo y poder hacer la maratón con garantías de acabarla, y acabarla bien. Yo como he dicho muchas veces no voy ni a competir ni a forzarme, yo voy a disfrutarla y a superar un reto, ya que cruzar la meta después de 42 kilómetros y estar corriendo más de cuatro horas es una pasada. Hay que pensar que soy un simple aficionado y hasta donde llegue he llegado y no forzar. Eso es un peligro. Por eso en las noticias cada vez salen más noticias de gente que se muere corriendo una maratón; pero ahora yo me pregunto, ¿cuánto se habría sobreesforzado esa gente? o ¿cuánto tiempo de preparación habrían tenido? Me viene a la cabeza otra maratón de las vías verdes, en este caso la de Castellón, donde dos personas supuestamente preparadas murieron. La gente tiene que ver donde están sus límites, si ves que no estás bien, no fuerces. La vida es mucho más importante que una simple carrera. O sino que se preparen bien la gente, que controlen sus pulsaciones, y al mínimo síntoma de malestar parar. Eso lo tengo yo más que clarísimo; si tengo que abandonar, abandonaré y no pasará nada. Y el otro fallecido, por lo que dijeron en las noticias llevaba no se cuantas maratones corridas en un año. A ver, ¿es que un corredor amateur o semiprofesional no se da cuenta que no es bueno hacer tantas maratones en un año y que requieren mucha dedicación y esfuerzo? Entonces digo yo, eso que fue, ¿mala suerte o imprudencia? Yo opto más bien por imprudencia; a ver que cuando se está corriendo y se tiene que abandonar fastidia mucho, pero el cementerio está lleno de valientes y eso no va conmigo.

Bueno, después de dar esta charla voy a centrarme en mi quinta semana de entrenamiento, que la he podido hacer al completo y muy satisfecho dándome cuenta que mi cuerpo va cogiendo la forma como es debido; y lo que dije la semana pasada, que la cabeza juega muchísimo. Es difícil de explicar, pero entre semana voy con la cabeza puesta en hacer la distancia que me toca y punto; no sé si ire más rápido o no, porqué como voy sin cronómetro pues no lo puedo saber. Pero que un martes me toca correr 7 kilómetros, los hago y para de contar que no voy a hacer más. En cambio llega el sábado, tocan correr 19 kilómetros, y los hago a las mil maravillas. Por eso digo que la mente hace correr a uno lo que le dice el plan de entrenamiento... ahora que no me hagan correr todos los días 20 kilómetros, porque entonces va a ser que me da algo jejeje.

Esta semana de entrenamiento se ha visto marcada principalmente por el sueño. No sé si es el calor, o soy yo ya por naturaleza, que me cuesta muchísimo salir de la cama, porqué quiero levantarme y despertarme, pero no hay manera, los ojos se me cierran y no hay manera de salir de la cama. En invierno no pasaba nada malo, hasta tenía el lado bueno, ya que se había hecho de día. Pero ahora en verano, cuanto más tarde en salir a correr, más calienta el sol y peor es el bochorno. Puedo salir a correr también por las tardes, sería otra opción, y así dormir tranquilamente más rato, pero está el inconveniente que hasta las 9 de la noche es prácticamente imposible salir a correr, y luego entre una cosa y otra me darían las tantas para cenar y luego irme a dormir. Así que prefiero pegarme los madrugones, salir a correr temprano y ya quitármelo de encima. Cuando sea invierno y no tenga que entrenarme para nada, vamos que sólo salga a correr por gusto, ya lo haré por la tarde/noche. Aunque esta semana he tenido la suerte que las temperaturas se han suavizado bastante y he podido correr la mar de bien. Con lo que no hay mal que por bien no venga.

A parte de lo que me costaba salir de la cama, la semana la comenzaba con las temidas series, que serán de poca distancia pero lo que llegan a cansar. Con la tontería que son sólo 200 metros y cinco series pues uno va prácticamente a tope, y a media serie ya me iba agotando; pues ala, descansar un ratillo y a hacer otras cuatro series más apretando, para así ir cogiendo buena resistencia y fondo. Lo que digo una y otra vez, no me gustan las series pero son muy útiles. Del resto de semana tampoco puedo decir gran cosa. Sigo rindiendo en los entrenamientos, agradeciendo la bajada de las temperaturas, porque como el lunes por la noche llovió, el martes fue un entrenamiento genial (aunque ya podía haber llovido mientras estaba haciendo el entrenamiento). El viernes quería haber ido al trabajo corriendo, como he hecho otras semanas, pero el jueves cambié de opinión y preferí salir a entrenar por Hospitalet y desayunar tranquilamente en casa.

Como no, yo ya estaba ansioso de que llegase el sábado, tocaba correr 19 kilómetros, y evidentemente me iba a ir a la carretera de les Aigües, ya que esta vez la tenía que hacer entera de ida y vuelta más un kilómetro extra, que lo decidí hacer al principio. Al llegar a los primeros 500 metros di la vuelta hacia el inicio y vuelta a empezar. Nueve kilómetros de ida y otros nueve de vuelta disfrutando de los paisajes, del aire fresco, de una temperatura muy agradable y cruzándome con bastante gente. Mi idea era empezar a correr a las 7 de la mañana, pero evidentemente eso fue imposible; me ponía a correr entre las 7:40-7:45; y aún así ya había movimiento de gente. Por suerte el coche lo pude aparcar perfectamente (esta vez decidí salir del lado de Sant Just, que hay mucho más aparcamiento), porque cuando llegué al otro extremo prácticamente ya ni se podía aparcar y allí sí que había gente; vamos que durante los primeros kilómetros de vuelta tenía referencia de gente. Aunque también he de decir que a la vuelta me vino un poco de bajón, como de uff lo que me queda, pero por suerte fueron solamente unos 500 metros, luego ya me recuperé y a seguir tirando hacia Sant Just. También he de decir que hubo un momento en el que me acojoné algo cuando empecé a notar molestias en mi gemelo izquierdo temiendo una rotura de fibras o algo que me impidiese seguir o lo que es peor que me tuviese dos o tres semanas retirado. Por suerte fue solo una pequeña sobrecarga, ya que el domingo estaba como nuevo.

Eso sí, la satisfacción que le entra a uno cuando acaba un entrenamiento de los que ya se pueden empezar a considerar largos. Por eso ni me preocupé en no hacer el entrenamiento de la semana pasada (16 Km.), porque el sábado rendí de maravilla, no se me hizo pesado, y a parte de la leve molestia muscular (he de decir que gracias a mi mujer que me hizo unos masajes en los gemelos no tengo molestias), todo fue sensacional, disfrutando del paisaje y viendo a otros runners completar sus pequeños retos. Así que al final, después de refrescarme un poco en una de las fuentes y hacer mis estiramientos, que mejor que sentarse a descansar unos minutos, y que mejor sitio que el maletero de mi coche; cualquier sitio es bueno, jeje.


Saludos y a dejarse llevar por las piernas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario