Centésimo trigésimo quinto día de entrenamiento. Otra semana en la que se me pasa por alto escribir. Bueno, más que se me haya pasado escribir, yo diría más bien falta de inspiración; y eso que el sábado al irme a correr a la carretera de les Aigües tuve una buena inyección de moral; hacía muy buen tiempo y rompía con la monotonía de ir siempre a los mismos sitios a entrenar. Pero cuando quise ponerme a escribir el sábado no tenía nada de inspiración. Luego ya vinieron unos amigos a comer a casa, se me pasó la tarde y por la noche ya ni tuve ganas de escribir. Después tanto domingo como lunes me los tomé de descanso y tampoco me dio por escribir. Así que aprovecho hoy para hacer un resumen general de todos estos días.
Comenzaré por el sábado. Me tocaba correr 19 kilómetros, y no me apetecía volver al delta del Llobregat, lo tenía ya muy visto y se me hacía monótono. Con lo que para darme un homenaje a mi último sábado de entrenamiento decidí irme a la carretera de les Aigües, ya que es un sitio que me encanta tanto para ir a correr como para ir en bici. Respirar el aire puro de Collserola, ver Barcelona a tus pies, y también como estaba el sol subiendo verlo reflejado en el mar con la silueta de las torres Mapfre no tiene precio. Me hubiese parado a hacer una foto, pero como llevo el brazalete por dentro en lugar de por fuera, me habría tenido que parar, se me hubiese roto el ritmo y me habría fastidiado el entrenamiento. Si alguien quiere saber de lo que hablo, que se acerque una mañana a eso de las 8 por allí y que disfrute, más o menos entre el Km. 1 y el Km. 1,5.
Pues con todo eso en el entrenamiento me sentí la mar de cómodo, me lo estaba pasando en grande y además llevaba un buen ritmo. He de decir que para ser sábado y previo a la maratón vi a unos cuantos runners, pero no tantos como yo me esperaba. Vamos que eso no era hora punta ni mucho menos.
Como anécdotas del entrenamiento he de destacar dos cosillas, más bien diría tres. La primera era ya llegando casi al punto de dar la vuelta, que nunca me había fijado en el final de la avenida Tibidabo, donde finaliza el tranvía blau; y donde está el bar Mirablau. Pues se ve todo clarísimamente y hasta ahora no me había dado cuenta de esa vista, y eso que he pasado muchas veces por ahí. La segunda anécdota fue justo después de la maravillosa vista que acabo de contar. Estaba ya preparándome para dar la vuelta cuando adelanto a un hombre que iba caminando y se pone a animarme diciéndome que ya acababa; claro cuando le dije que tenía que dar la vuelta aún se quedó un poco flipando; igualmente me dio ánimos para la vuelta, cosa que se agradece. Y la tercera anécdota, que iba a ser de mi sin mis urgencias fisiológicas. Por suerte esta vez no fue apretón. A falta de 5 kilómetros me entraron unas ganas de orinar tremendas, y claro justo por esa zona es donde está lleno de viviendas, que no tenía ni un huequecillo donde pararme. Había una obra y estuve a punto de decirle a los paletas que me dejasen usar el baño de obra, pero eso supondría pararme, fastidiar el ritmo y que se me agarrotasen las piernas. Así que le eché narices, me mentalicé y se me pasaron las ganas. Eso sí, en cuanto acabé me fui pitando al bar que hay al inicio de la carretera de les Aigües y allí pude evacuar sin ningún problema y muy tranquilo. Una vez aliviado hice mis estiramientos, me comí un plátano y para casa.
El domingo no hay gran cosa que contar ya que era día de descanso; y el lunes como viene siendo habitual durante las últimas semanas me lo tomé también de descanso. Luego me encuentro mucho mejor.
Así que ha llegado esta mañana y para no perder la costumbre desde que me ha sonado la alarma hasta que me he puesto a correr ha pasado algo más de una hora. Es que apetece menos salir de la cama tan temprano. Pero bueno, ya queda nada y menos para al menos pegarme unos cuantos días sin madrugar tanto.
Hoy después de mucho tiempo me tocaba hacer los cambios de ritmo durante 8 kilómetros y se ha hecho algo durillo, porque cuando tenía que ir tranquilo en lugar de llevar un ritmo más suave del que suelo utilizar he ido al mismo ritmo. Pues claro, eso se va notando a medida que pasan los kilómetros. Acabaré reventado, pero es una de las mejores maneras de ir entrenándose.
Esto es lo que ha dado de sí estos días. Ahora ya estoy afrontando la última semana de entrenamiento, y hoy precisamente cuando iba para el trabajo me ha dado una especie de emoción, subidón, o como se quiera llamar al ver ya pintada la famosa línea azul que marca el recorrido de la maratón, vamos una pasada cuando después de tantos días, de tanto sufrimiento, madrugones, frío, viento, lluvia, ya por fin está ahí el día. Sólo faltan cinco días para cumplir mi reto y lo conseguiré.
Día: 135
Comenzaré por el sábado. Me tocaba correr 19 kilómetros, y no me apetecía volver al delta del Llobregat, lo tenía ya muy visto y se me hacía monótono. Con lo que para darme un homenaje a mi último sábado de entrenamiento decidí irme a la carretera de les Aigües, ya que es un sitio que me encanta tanto para ir a correr como para ir en bici. Respirar el aire puro de Collserola, ver Barcelona a tus pies, y también como estaba el sol subiendo verlo reflejado en el mar con la silueta de las torres Mapfre no tiene precio. Me hubiese parado a hacer una foto, pero como llevo el brazalete por dentro en lugar de por fuera, me habría tenido que parar, se me hubiese roto el ritmo y me habría fastidiado el entrenamiento. Si alguien quiere saber de lo que hablo, que se acerque una mañana a eso de las 8 por allí y que disfrute, más o menos entre el Km. 1 y el Km. 1,5.
Pues con todo eso en el entrenamiento me sentí la mar de cómodo, me lo estaba pasando en grande y además llevaba un buen ritmo. He de decir que para ser sábado y previo a la maratón vi a unos cuantos runners, pero no tantos como yo me esperaba. Vamos que eso no era hora punta ni mucho menos.
Como anécdotas del entrenamiento he de destacar dos cosillas, más bien diría tres. La primera era ya llegando casi al punto de dar la vuelta, que nunca me había fijado en el final de la avenida Tibidabo, donde finaliza el tranvía blau; y donde está el bar Mirablau. Pues se ve todo clarísimamente y hasta ahora no me había dado cuenta de esa vista, y eso que he pasado muchas veces por ahí. La segunda anécdota fue justo después de la maravillosa vista que acabo de contar. Estaba ya preparándome para dar la vuelta cuando adelanto a un hombre que iba caminando y se pone a animarme diciéndome que ya acababa; claro cuando le dije que tenía que dar la vuelta aún se quedó un poco flipando; igualmente me dio ánimos para la vuelta, cosa que se agradece. Y la tercera anécdota, que iba a ser de mi sin mis urgencias fisiológicas. Por suerte esta vez no fue apretón. A falta de 5 kilómetros me entraron unas ganas de orinar tremendas, y claro justo por esa zona es donde está lleno de viviendas, que no tenía ni un huequecillo donde pararme. Había una obra y estuve a punto de decirle a los paletas que me dejasen usar el baño de obra, pero eso supondría pararme, fastidiar el ritmo y que se me agarrotasen las piernas. Así que le eché narices, me mentalicé y se me pasaron las ganas. Eso sí, en cuanto acabé me fui pitando al bar que hay al inicio de la carretera de les Aigües y allí pude evacuar sin ningún problema y muy tranquilo. Una vez aliviado hice mis estiramientos, me comí un plátano y para casa.
El domingo no hay gran cosa que contar ya que era día de descanso; y el lunes como viene siendo habitual durante las últimas semanas me lo tomé también de descanso. Luego me encuentro mucho mejor.
Así que ha llegado esta mañana y para no perder la costumbre desde que me ha sonado la alarma hasta que me he puesto a correr ha pasado algo más de una hora. Es que apetece menos salir de la cama tan temprano. Pero bueno, ya queda nada y menos para al menos pegarme unos cuantos días sin madrugar tanto.
Hoy después de mucho tiempo me tocaba hacer los cambios de ritmo durante 8 kilómetros y se ha hecho algo durillo, porque cuando tenía que ir tranquilo en lugar de llevar un ritmo más suave del que suelo utilizar he ido al mismo ritmo. Pues claro, eso se va notando a medida que pasan los kilómetros. Acabaré reventado, pero es una de las mejores maneras de ir entrenándose.
Esto es lo que ha dado de sí estos días. Ahora ya estoy afrontando la última semana de entrenamiento, y hoy precisamente cuando iba para el trabajo me ha dado una especie de emoción, subidón, o como se quiera llamar al ver ya pintada la famosa línea azul que marca el recorrido de la maratón, vamos una pasada cuando después de tantos días, de tanto sufrimiento, madrugones, frío, viento, lluvia, ya por fin está ahí el día. Sólo faltan cinco días para cumplir mi reto y lo conseguiré.
Día: 135
Distancia recorrida: 8 Km.
Distancia acumulada: 894,197 Km.
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