Nonagésimo día de entrenamiento. Hoy sí, hoy lo he conseguido; no me he quedado ni a cuatro ni a tres. Hoy realmente sí que estoy satisfecho. Tenía muchas dudas, llevaba varios días con la cabeza puesta en el día de hoy; pero le he echado un par de narices, he tenido la cabeza bien centrada, y sobretodo creo que he sabido mantener el ritmo sin tener ningún tipo de prisa; cuando son distancias tan largas no hay que tener prisa por acabar el entrenamiento. Aunque no sé si tiene algo que ver la cena que me metí ayer entre pecho y espalda. Como hoy tenía que correr una distancia importante, que mejor que meterme unas buenas reservas de hidratos de carbono, así que anoche decidí hacerme un buen plato de spagettis con espinacas y gambitas, y todo eso salteado con un ajo. Pues no sé si ha sido por la cena, por las zapatillas nuevas, o por llevar una mentalidad positiva, pero lo he conseguido. Realmente da igual, pero lo que importa es que lo he conseguido; y cuando se consigue un objetivo, da igual los motivos... es lo mismo que cuando no se consigue, que se intentan dar excusas. Hay que asumir, digerir y aprender de los errores que se han cometido; y si hoy no se consigue mañana se conseguirá, porque después de llevar catorce semanas de entrenamiento puedo hacer todo esto y mucho más (como se nota el haber logrado un objetivo... sólo hay que comparar esta entrada con la de hace cuatro semanas).
Antes de seguir con la entrada de hoy he de decir que hoy ya es domingo, empecé a escribir la entrada anoche y como me quedé dormido sigo hoy. Hecho este inciso puedo seguir explicando mi gran vivencia. Parece como si no hubiese corrido antes esta distancia; no sé como explicar las sensaciones; pero es que claro, después de dos tiradas largas quedarme a las puertas, y ayer conseguirlo pues hace mucho; y más cuando paso por los puntos kilométricos en los que me he quedado y veo que paso bien y no echo polvo como días atrás; eso sólo quiere decir una cosa, que estoy haciendo bien mi entrenamiento.
Ayer para dar un golpe de efecto y subir mi moral decidí afrontar mis miedos y me fui al delta del Llobregat, que lo tenía atravesado desde la última vez que estuve por allí corriendo, calor, mosquillas, comida de cabeza... Pues eso, que mejor que para dar un cambio radical a la motivación y al entrenamiento, lo mejor es afrontar el problema de cara, vamos echarle huevos (con perdón pero hablando mal y claro).
Cuando me desperté no es que tuviese el estómago muy fino, después del platazo de pasta que me metí el viernes por la noche aún estaba ahí presente, aún así decidí desayunar y por suerte me sentó bien. Y a la hora de empezar a correr no noté ninguna molestia, todo lo contrario me notaba bastante bien, corriendo a un ritmo suave y viendo pasar tranquilamente los kilómetros; y hasta la zona industrial no se me hizo pesada, cuando normalmente a la hora de comenzar ese trozo se me hace un poco pesadillo. También a la que notaba que aceleraba el ritmo yo mismo me frenaba y me decía que tranquilo, ya llegaría, que no había prisa. Cuando me quise dar cuenta ya estaba por la ribera del Llobregat, que suerte que llevaba las gafas de sol, porque me estaba dando todo el sol de cara. Yo no sé que tiene ese camino, pero casi todas las veces que voy por allí corriendo a la que llego a un punto en concreto me vienen unas ganas locas de orinar. Por suerte en ese mismo punto hay una zona frondosa de cañas y por ahí puedo meterme tranquilamente a cambiar el agua al canario. Cuando dejo ya el río, atravieso unos huertos de alcachofas para ya encarar el camino que va rodeando las pistas de aterrizaje y despegue del aeropuerto del Prat; que ya digo que es una pasada que un avión te pase a pocos metros justo por encima tuyo porque da la casualiad que en el momento de pasar por la trayectoria del avión cuando está a punto de tomar tierra; y lo más alucinante era que hacía un poco de viento y el avión que pasó justo por encima mio no tomó tierra recto, sinó que iba un poco ladeado (para que luego digan que los de Ryanair son malos). Casualidades de la vida, a la vuelta me volvió a pasar otro avión por encima (ya es raro) y más raro aún que volviese a ser otro avión de Ryanair. Esta vez a la vuelta tenía la mentalidad bien positiva, dándome ánimos a mi mismo y no se me hizo excesivamente pesado; quizás a partir de los 25-30 kilómetros notaba un poco de carga en las piernas, pero lo pude llevar bien. Aunque es curioso, como se puede estar bien y de repente notar un bajón tremendo. En un principio no noté los efectos del "muro" de los 30 kilómetros, pero sí que lo noté a los 33 kilómetros. Me encontraba bien, animado, con las piernas cargadas pero podía seguir. Pero supongo que sería el atravesar la zona industrial y el sol que me hicieron pegar un bajón y los dos últimos kilómetros me costaron un poquillo hacerlos, por no decir bastante; y más aún cuando en el tramo de Rambla Marina parecía que no se acababa nunca. Por suerte conseguí encarar avenida Carrilet y hacer el último kilómetro con toda la fuerza de voluntad del mundo. Eso sí en cuanto acabé me pegué un buen rato sentado en un banco al lado de casa antes de ponerme a hacer los estiramientos porque no me podía ni mover.
Como tuve la tarde entretenida me puse a escribir la entrada por la noche después de cenar mientras tenía los pies en el masajeador de pies; y después del masaje de pies mi mujer me hizo un masaje en las piernas; y ahí ya fue cuando perdí el conocimiento jejeje. Vamos que me quedé frito y no pude seguir con la entrada. Así que la estoy acabando ahora.
Mañana me tocaba hacer 11 kilómetros, pero los va a hacer quien yo sé. Tal y como dije en entradas anteriores, los días que tenga que hacer tiradas largas me tomo domingo y lunes de descanso; que el cuerpo también necesita un buen descanso para rendir mejor... además que me lo he ganado. Así que ya hasta el martes no hay entrada.
Antes de seguir con la entrada de hoy he de decir que hoy ya es domingo, empecé a escribir la entrada anoche y como me quedé dormido sigo hoy. Hecho este inciso puedo seguir explicando mi gran vivencia. Parece como si no hubiese corrido antes esta distancia; no sé como explicar las sensaciones; pero es que claro, después de dos tiradas largas quedarme a las puertas, y ayer conseguirlo pues hace mucho; y más cuando paso por los puntos kilométricos en los que me he quedado y veo que paso bien y no echo polvo como días atrás; eso sólo quiere decir una cosa, que estoy haciendo bien mi entrenamiento.
Ayer para dar un golpe de efecto y subir mi moral decidí afrontar mis miedos y me fui al delta del Llobregat, que lo tenía atravesado desde la última vez que estuve por allí corriendo, calor, mosquillas, comida de cabeza... Pues eso, que mejor que para dar un cambio radical a la motivación y al entrenamiento, lo mejor es afrontar el problema de cara, vamos echarle huevos (con perdón pero hablando mal y claro).
Cuando me desperté no es que tuviese el estómago muy fino, después del platazo de pasta que me metí el viernes por la noche aún estaba ahí presente, aún así decidí desayunar y por suerte me sentó bien. Y a la hora de empezar a correr no noté ninguna molestia, todo lo contrario me notaba bastante bien, corriendo a un ritmo suave y viendo pasar tranquilamente los kilómetros; y hasta la zona industrial no se me hizo pesada, cuando normalmente a la hora de comenzar ese trozo se me hace un poco pesadillo. También a la que notaba que aceleraba el ritmo yo mismo me frenaba y me decía que tranquilo, ya llegaría, que no había prisa. Cuando me quise dar cuenta ya estaba por la ribera del Llobregat, que suerte que llevaba las gafas de sol, porque me estaba dando todo el sol de cara. Yo no sé que tiene ese camino, pero casi todas las veces que voy por allí corriendo a la que llego a un punto en concreto me vienen unas ganas locas de orinar. Por suerte en ese mismo punto hay una zona frondosa de cañas y por ahí puedo meterme tranquilamente a cambiar el agua al canario. Cuando dejo ya el río, atravieso unos huertos de alcachofas para ya encarar el camino que va rodeando las pistas de aterrizaje y despegue del aeropuerto del Prat; que ya digo que es una pasada que un avión te pase a pocos metros justo por encima tuyo porque da la casualiad que en el momento de pasar por la trayectoria del avión cuando está a punto de tomar tierra; y lo más alucinante era que hacía un poco de viento y el avión que pasó justo por encima mio no tomó tierra recto, sinó que iba un poco ladeado (para que luego digan que los de Ryanair son malos). Casualidades de la vida, a la vuelta me volvió a pasar otro avión por encima (ya es raro) y más raro aún que volviese a ser otro avión de Ryanair. Esta vez a la vuelta tenía la mentalidad bien positiva, dándome ánimos a mi mismo y no se me hizo excesivamente pesado; quizás a partir de los 25-30 kilómetros notaba un poco de carga en las piernas, pero lo pude llevar bien. Aunque es curioso, como se puede estar bien y de repente notar un bajón tremendo. En un principio no noté los efectos del "muro" de los 30 kilómetros, pero sí que lo noté a los 33 kilómetros. Me encontraba bien, animado, con las piernas cargadas pero podía seguir. Pero supongo que sería el atravesar la zona industrial y el sol que me hicieron pegar un bajón y los dos últimos kilómetros me costaron un poquillo hacerlos, por no decir bastante; y más aún cuando en el tramo de Rambla Marina parecía que no se acababa nunca. Por suerte conseguí encarar avenida Carrilet y hacer el último kilómetro con toda la fuerza de voluntad del mundo. Eso sí en cuanto acabé me pegué un buen rato sentado en un banco al lado de casa antes de ponerme a hacer los estiramientos porque no me podía ni mover.
Como tuve la tarde entretenida me puse a escribir la entrada por la noche después de cenar mientras tenía los pies en el masajeador de pies; y después del masaje de pies mi mujer me hizo un masaje en las piernas; y ahí ya fue cuando perdí el conocimiento jejeje. Vamos que me quedé frito y no pude seguir con la entrada. Así que la estoy acabando ahora.
Mañana me tocaba hacer 11 kilómetros, pero los va a hacer quien yo sé. Tal y como dije en entradas anteriores, los días que tenga que hacer tiradas largas me tomo domingo y lunes de descanso; que el cuerpo también necesita un buen descanso para rendir mejor... además que me lo he ganado. Así que ya hasta el martes no hay entrada.
Día: 90
Distancia recorrida: 35 Km.
Distancia acumulada: 550.3 Km.
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