Nonagésimo octavo día de entrenamiento. Catorce semanas ya de entrenamiento que llevo; casi 100 días saliendo cinco días por semana a correr, que se dice bien pronto. Claro de todos estos días puedo hacer un balance de como lo llevo. Que podía esperarme al final del entrenamiento, pero me apetece explicar un poco en rasgos generales como voy llevando el entrenamiento.
Saliendo a correr durante tantos días da para muchos pensamientos, muchos estados de ánimo. Hay días en los que sí que apetece salir a correr y otros en los que preferiría quedarme en la cama y dejarlo estar. Pero por suerte tengo una gran fuerza de voluntad y mucho ímpetu, que son las cosas que me hacen tirar para adelante este entrenamiento. También ha habido días que me ha apetecido tirar la toalla. Aunque ahora ya para lo poco que me queda lo acabo sí o sí.
Bueno, al lío. Los primeros días cuesta un poco adaptarse a la situación. Claro yo de ser persona de salir dos o tres días por semana a correr y hacer como mucho 10 kilómetros, me encuentro de repente con que tengo que correr cinco días por semana y hasta tres días seguidos. Pues es evidente que durante las tres primeras semanas la cosa se haga un poco pesada. Además de los sábados ir aumentando la distancia poco a poco. He de decir que la primera vez que hice los 13 o 16 kilómetros para mi ya era mucho y un gran logro. Que me lo digan diez semanas después, que eso para mi ahora es un paseo. También he de decir que antes de ponerme en serio con el entrenamiento casi ni salía a correr porque como iba a estar un montón de días corriendo pues a vivir la vida.
Después del periodo de adaptación llega una fase que ni se corre mucho ni poco (hasta más o menos la mitad del entrenamiento), donde poco a poco se va aumentando la distancia. Esta fase yo la consideraría de transición, en la que se va preparando el cuerpo y en la que se está bastante cómodo. Durante esta fase tuve el primero de los bajones, que fue el día que llovía y me fui al gimnasio a querer hacer 19 kilómetros en la cinta. Ahora lo pienso y eso fue una auténtica locura, porque es algo muy pesado y monótono. No se puede distraer la mente y eso lleva enseguida al cansancio.
Luego vino lo que yo considero el peor momento del entrenamiento, las navidades. No por juntarme con la familia y pasármelo bien; sino porque con las comilonas el rendimiento baja. Sensación de pesadez, no poder seguir la dieta que da energía para poder correr. Si durante estos días se añade el no poder salir a correr un día en los que tenía que haber hecho mucha distancia por empacho pues los ánimos bajan y mucho. Porque entre el no poder salir a correr y la pesadez de las navidades pues todo se junta.
Y por último está la fase de ya ir en serio y a por todas, donde ya se van haciendo distancias importantes y en la que he tenido altibajos. Hace unas semanas cuando me quedé a 4 kilómetros de los 32 tuve un bajón y estuve a punto de tirar la toalla porque no me vería capaz de poder acabar la maratón. Pero en cambio, la semana pasada cuando pude hacer los 35 kilómetros, evidentemente los ánimos suben hasta las nubes y más. He de decir que esta fase es en la que hay que tener la mentalidad bien centrada. Es cuando más hay que exigirse, pero también sin obsesionarse y sin ser muy autoexigente (vamos mi gran problema, porque yo soy persona de comerse mucho la cabeza y exigirse a veces más de lo que se puede) y esto conlleva a no disfrutar. Con lo que hay que evitar caer en estos extremos.
También hay un factor que me ha acompañado mucho en este entrenamiento, y que es mi gran enemigo, que para los que me leen a diario ya sabrán de lo que hablo. Hablo del maldito insomnio. El no poder dormir por culpa de estar comiéndome mucho la cabeza, pensando en el entrenamiento que me toca, en como lo voy a afrontar, en saber si voy a estar descansado y mil cosas por el estilo que ahora no voy a adentrarme en este tema porque en su día ya profundicé. Pero que estoy trabajando conmigo mismo (también necesito un poco de ayuda externa) para ir solucionando este tema, que parece que lo empiezo a ir controlando, pero ahí van quedando flecos.
En fin, que este es más o menos el balance que llevo hecho desde que empecé a ponerme en serio el 27 de Octubre. Ya sólo me quedan 6 semanas y el reto estará cumplido. Así que lo mejor de todo es disfrutarlo y pasármelo en grande.
Día: 98
Saliendo a correr durante tantos días da para muchos pensamientos, muchos estados de ánimo. Hay días en los que sí que apetece salir a correr y otros en los que preferiría quedarme en la cama y dejarlo estar. Pero por suerte tengo una gran fuerza de voluntad y mucho ímpetu, que son las cosas que me hacen tirar para adelante este entrenamiento. También ha habido días que me ha apetecido tirar la toalla. Aunque ahora ya para lo poco que me queda lo acabo sí o sí.
Bueno, al lío. Los primeros días cuesta un poco adaptarse a la situación. Claro yo de ser persona de salir dos o tres días por semana a correr y hacer como mucho 10 kilómetros, me encuentro de repente con que tengo que correr cinco días por semana y hasta tres días seguidos. Pues es evidente que durante las tres primeras semanas la cosa se haga un poco pesada. Además de los sábados ir aumentando la distancia poco a poco. He de decir que la primera vez que hice los 13 o 16 kilómetros para mi ya era mucho y un gran logro. Que me lo digan diez semanas después, que eso para mi ahora es un paseo. También he de decir que antes de ponerme en serio con el entrenamiento casi ni salía a correr porque como iba a estar un montón de días corriendo pues a vivir la vida.
Después del periodo de adaptación llega una fase que ni se corre mucho ni poco (hasta más o menos la mitad del entrenamiento), donde poco a poco se va aumentando la distancia. Esta fase yo la consideraría de transición, en la que se va preparando el cuerpo y en la que se está bastante cómodo. Durante esta fase tuve el primero de los bajones, que fue el día que llovía y me fui al gimnasio a querer hacer 19 kilómetros en la cinta. Ahora lo pienso y eso fue una auténtica locura, porque es algo muy pesado y monótono. No se puede distraer la mente y eso lleva enseguida al cansancio.
Luego vino lo que yo considero el peor momento del entrenamiento, las navidades. No por juntarme con la familia y pasármelo bien; sino porque con las comilonas el rendimiento baja. Sensación de pesadez, no poder seguir la dieta que da energía para poder correr. Si durante estos días se añade el no poder salir a correr un día en los que tenía que haber hecho mucha distancia por empacho pues los ánimos bajan y mucho. Porque entre el no poder salir a correr y la pesadez de las navidades pues todo se junta.
Y por último está la fase de ya ir en serio y a por todas, donde ya se van haciendo distancias importantes y en la que he tenido altibajos. Hace unas semanas cuando me quedé a 4 kilómetros de los 32 tuve un bajón y estuve a punto de tirar la toalla porque no me vería capaz de poder acabar la maratón. Pero en cambio, la semana pasada cuando pude hacer los 35 kilómetros, evidentemente los ánimos suben hasta las nubes y más. He de decir que esta fase es en la que hay que tener la mentalidad bien centrada. Es cuando más hay que exigirse, pero también sin obsesionarse y sin ser muy autoexigente (vamos mi gran problema, porque yo soy persona de comerse mucho la cabeza y exigirse a veces más de lo que se puede) y esto conlleva a no disfrutar. Con lo que hay que evitar caer en estos extremos.
También hay un factor que me ha acompañado mucho en este entrenamiento, y que es mi gran enemigo, que para los que me leen a diario ya sabrán de lo que hablo. Hablo del maldito insomnio. El no poder dormir por culpa de estar comiéndome mucho la cabeza, pensando en el entrenamiento que me toca, en como lo voy a afrontar, en saber si voy a estar descansado y mil cosas por el estilo que ahora no voy a adentrarme en este tema porque en su día ya profundicé. Pero que estoy trabajando conmigo mismo (también necesito un poco de ayuda externa) para ir solucionando este tema, que parece que lo empiezo a ir controlando, pero ahí van quedando flecos.
En fin, que este es más o menos el balance que llevo hecho desde que empecé a ponerme en serio el 27 de Octubre. Ya sólo me quedan 6 semanas y el reto estará cumplido. Así que lo mejor de todo es disfrutarlo y pasármelo en grande.
Día: 98
Distancia recorrida: 0 Km.
Distancia acumulada: 634,3 Km.
No hay comentarios:
Publicar un comentario